Formar en perspectiva de discapacidad en clave de Derechos HumanosUna cuestión central

La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que cambiarán al mundo.” 

( Paulo freire).

En esta ocasión, queremos invitarles a reflexionar sobre la importancia de incorporar la perspectiva de discapacidad desde los Derechos Humanos en la formación docente. 

En nuestra primer entrega, hablamos de la educación como un derecho humano, por tanto como inseparable del conjunto de derechos indispensables para la dignidad humana. Ahora bien, para efectivizar este derecho el Estado debe implementar políticas públicas para promoverlo; entre estas políticas, debe estar la formación de nuestros profesores y profesoras. 

Formar a las y los trabajadores de la educación de todos los niveles en la perspectiva de discapacidad en clave de Derechos Humanos, es de gran importancia por distintos motivos: 

Para que incluyan en el aula a los y las estudiantes con discapacidad

Para no reproducir modelos excluyentes de la discapacidad en la socialización y formación de los y las demás estudiantes 

Para contribuir a formar ciudadanos en una cultura democrática respetuosa de la diversidad 

Estos son los tres pilares centrales que van a constituir el centro de este trabajo reflexivo. 

En primer lugar es necesario entender que la diversidad caracteriza a la totalidad de los sujetos, por lo que cada persona posee características y capacidades que nos hacen sujetos  únicos e irrepetibles. Así es como necesitamos que se comprenda que no hay formas hegemónicas o estandarizadas de aprender, que no todos aprendemos de la misma manera ni en los mismos tiempos, ni utilizando los mismos métodos ni las mismas herramientas, sino que cada estudiante en particular construye su propia trayectoria educativa con sus requerimientos particulares. 

Así, afirmamos que la discapacidad es una característica de diversidad que caracteriza a muchos sujetos que al encontrarse ante barreras sociales quedan por fuera, excluidos de participar plenamente en la sociedad; y si la educación no se construye como un derecho que acepte la diversidad, muchos estudiantes con discapacidad encontrarán, como pasa actualmente, múltiples barreras que restringirán el acceso a este derecho fundamental. 

El factor excluyente que caracteriza a la educación hoy impide que muchos estudiantes con discapacidad puedan desarrollar sus estudios en igualdad de condiciones con los y las demás. Así hay múltiples situaciones que generan exclusión dentro del sistema educativo. Por ejemplo, en algunos casos en el nivel secundario a estudiantes con discapacidad visual se les terminó quitando contenidos, y en algunas ocasiones no se les han dictado materias como matemática, utilizando como argumento que las personas con discapacidad en un futuro no estudiarían carreras vinculadas a esta materia. Esto constituye un acto discriminatorio, y creemos que responde a la falta de herramientas que presenta el sistema educativo, impulsado por la escaza formación en perspectiva de discapacidad y derechos humanos de directivos y profesores. Por ello es que se hace indispensable aplicar modificaciones en la currícula de las carreras docentes, con el objetivo de que puedan adquirir algunas de estas herramientas, que favorezcan la inclusión educativa. 

De este modo es como  necesitamos construir un sistema educativo que permita educar en la diversidad, a partir de incluir a la totalidad de los educandos. Para eso es indispensable la mirada de los Derechos Humanos, que nos muestra que todas las personas somos iguales en dignidad y derechos, como también nos enseña a respetar nuestras diferencias particulares que nos constituyen en sujetos únicos. Desde esta mirada es que las y los estudiantes con discapacidad, al igual que los y las demás estudiantes podemos ser incluidos en el proceso del aprendizaje en todos los niveles de la educación. 

Entonces la formación en perspectiva de discapacidad y derechos humanos es una herramienta más que elemental en la búsqueda de alojar a la diversidad en la educación. Es el puente que contribuiría a producir el cambio profundo que necesitamos para construir sistemas educativos inclusivos que respondan a las necesidades diversas de todos los educandos, y que permita que todos los y las estudiantes aprendamos juntos independientemente de nuestras condiciones sociales, económicas y culturales.