Santa Rosa: Mujer, tormenta y leyenda.

Isabel Flores de Oliva, 1586-1617.

Cinco días antes o después del 30 de agosto, día de la fiesta patronal de Santa Rosa de Lima, se desata una tormenta igual que aquella de 1615 que, tras los ruegos de la santa hoy patrona del Perú, detuvo un ataque pirata
Es muy común que los habitantes de la región centro y norte del país esperan la popular tormenta de Santa Rosa. Es conocida así en la jerga popular por darse en días cercanos a la celebración religiosa de Santa Rosa de Lima.
 “Lleva este nombre por ocurrir en los cinco días previos o posteriores a la celebración religiosa de Santa Rosa de Lima, el 30 de agosto”, explicaron desde el Servicio Meteorológico Nacional.
El SMN brinda dos explicaciones a este fenómeno. En primer lugar, señala que para esta fecha la primavera empieza a tomar presencia y las irrupciones de aire cálido chocan con el invierno y se generan tormentas.
“El aire cálido y húmedo, que es más propio de la primavera y el verano, es un ingrediente fundamental para la generación de sistemas convectivos, y es por eso que hay muchas más tormentas en épocas estivales que en invierno”, explicaron.

En segundo lugar, es una cuestión de denominación. Que se generen lluvias no significa que haya una tormenta, ya que para que esta suceda debe haber actividad eléctrica. Es decir, que puede haber tormenta sin lluvias, pero sí debe haber rayos, relámpagos o truenos.
“Trataría, al menos, de un alivio para la situación de sequía extrema y propagación de incendios que atraviesan algunas regiones del país”, destacaron desde el organismo nacional sobre la tormenta que se espera para este 2020.

Isabel Flores de Oliva, Santa Rosa de Lima, patrona del Perú y de la Independencia argentina

Rosa de Lima fue la primera mujer de América latina convertida en santa. Un primer plano de su rostro aparece en los billetes de 200 soles, los de mayor nominación en Perú. Hoy es probablemente uno de los santos latinoamericanos con más presencia en el ciberespacio. Tiene un perfil en todas las redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram, YouTube y WhatsApp. Una verdadera santa 3.0.

La figura de Rosa fue tan importante para Perú que, tras su muerte, fue proclamada patrona de ese país, como así también del Nuevo Mundo y Filipinas, aunque todavía no había sido reconocida su santidad por la Santa Sede. 

Tradicionalmente, todos los 30 de agosto los devotos se acercan al Santuario de Santa Rosa, ubicado en la que era su casa natal en Perú. Allí se encuentra el famoso pozo de Santa Rosa, donde los fieles depositan cartas con sus deseos y pedidos. Rosa había arrojado en él la llave del candado de una cadenilla que se puso en la cintura a modo de silicio, para hacer penitencia como acostumbrada. Después de su muerte, le empezaron a atribuir milagros. Hasta la actualidad, millones de personas envían correspondencia esperando que su protectora les conceda los milagros.


Isabel se convierte en Rosa 

Santa Rosa nació en Lima, Virreinato del Perú, el 20 de abril de 1586. Si bien su nombre fue Isabel Flores de Oliva, según el proceso canónico, de acuerdo con los testimonios de una criada india y de unas niñas que presenciaron el hecho, en un acontecimiento prodigioso su rostro se volvió una rosa. Desde ese fenómeno extraordinario, comenzaron a llamarla así.




La niña se recluía en espacios solitarios para meditar, ayunar y rezar. De acuerdo con las costumbres de la época, se infringía además penitencias corporales. Como refiere el teólogo Carlos Castillo Mattasoglio, la encargada de aplicarle las torturas era Mariana, una niña india que formaba parte de la servidumbre y era también la amiga y confidente de Rosa. Era ella quien ocultaba en secreto los instrumentos de mortificación de la carne.

Rosa experimentó en su cuerpo el mismo sufrimiento que padecían los indios cuando eran azotados, principalmente en la explotación del oro y la plata. Ella fue testigo de estos sucesos porque su padre era miembro de la guardia del virrey, en la que oficiaba de arcabucero. Posteriormente, la Iglesia prohibió estas prácticas, pero muchos santos las emplearon en vida.
A pesar de que se cree que fue una monja, Santa Rosa ingresó a la Tercera Orden de Santo Domingo, y se convirtió en lo que hoy sería una laica consagrada. El padre no quería que entrara al convento, sino que se casara, ya que era una joven muy linda y atractiva. Pero ella dedicó su corta vida al cuidado de negros, indios y enfermos considerados “asquerosos” por la sociedad, tal como explica Mattasoglio. Entre las grandes obras que hizo en Lima, la joven convirtió la sala de su casa en el primer hospital para mujeres angoleñas que no tenían donde parir con dignidad. Bautizó ese espacio donde las atendía y las cuidaba con el nombre “El Doctorcito”, en honor al niño Jesús.

¿Cómo nace el mito de la tormenta de Santa Rosa?

La historia tiene su origen en una leyenda que atribuyó poderes místicos en manos de la religiosa Isabel Flores de Oliva, quién encomendó a Dios una fuerte tormenta que impidió que piratas holandeses atacaran la ciudad peruana de Lima. 


Cuenta la historia que el hecho ocurrió en 1615 en la ciudad de Lima y que, desde ese momento, de boca en boca la leyenda se hizo parte del continente americano. 

Isabel Flores de Oliva, encabezó una plegaria junto a muchos fieles de la Iglesia ante el posible desembarco de piratas holandeses al mando de Joris Van Spilbergen, que ya habían asaltado el puerto vecino de El Callao. 

Lo cierto es que cuando los holandeses estaban por desembarcar en Lima, una tormenta inesperada se desató en la costa y las embarcaciones que querían acercarse a tierra debieron volver al mar para no ser destruidas. 


 
Los fieles atribuyeron la tempestad a los ruegos de la joven, ya que en Callao había un microclima muy especial y era improbable que lloviera en aquella época. Que los limeños interpretaran este hecho natural como un milagro de Rosa fue determinante para la canonización que el papa Clemente X le concedió en 1671. A esto se sumó un hecho sobrenatural: que la santa hiciera llover rosas en su escritorio después de que el pontífice solicitara una prueba de su santidad.
Gracias a esta tormenta, la ciudad de Lima quedó a salvo, y de boca en boca fueron conociéndose “los poderes” de la religiosa y a partir de ese momento, cada vez que alguien quiere revertir una situación casi imposible, se piensa en la tormenta perfecta. 
El poder de “Santa Rosa” como comenzaron a llamarla, comenzó a escucharse cada vez más, y algunos países de la región como Argentina, y sobre todo algunas provincias donde el Virreinato del Alto Perú era fuerte, comenzaron a implorar a “Santa Rosa” cada vez que era necesaria una tormenta.

En la Argentina, también tiene una presencia protagónica, ya que el Congreso de Tucumán de 1816 la nombró patrona jurada de la Independencia argentina. El promotor de esta iniciativa fue el congresista sanjuanino Fray Justo Santa María de Oro, que también tenía como intención la creación de un convento de religiosas dominicas y un colegio gratuito para niñas. Fue su sobrino, Domingo Faustino Sarmiento, quien materializó esta obra en San Juan y la llamó “Pensionado de Santa Rosa para Señoritas”. Este pensionado, del que Sarmiento fue director de estudios, se mantiene en pie y cumple 181 años.
Por otra parte, la región de la pampa adaptó el nombre de quién luego fuera patrona para garantizar a sus habitantes la humedad necesaria para desarrollarse y progresar: así nació Santa Rosa, la capital de la provincia pampeana. 

Rosa falleció el 24 de agosto de 1617 por tuberculosis, por eso también es protectora de los tuberculosos. Después de fallecida, los devotos y conocidos fueron a su casa y se abalanzaron sobre su cuerpo para arrancarle la vestimenta como reliquia. En su entierro, tuvo que intervenir el ejército del virrey para impedir que fuera desvestida por algunos de ellos, y hasta tuvieron que cambiarle el hábito tres veces.

La explicación de los expertos: ¿mito o realidad?

En 2019, varios investigadores de la Universidad de Buenos Aires se propusieron analizar el origen de la leyenda de la tormenta de Santa Rosa. Los resultados de esta investigación fueron publicados en el sitio web oficial de la UBA. Los expertos recurrieron a los archivos del Servicio Meteorológico Nacional y observaron que, entre 1906 y 2019, tan solo se desataron 9 tormentas sobre Buenos Aires el 30 de agosto. Pero, tal como expresa la publicación, “entre los 5 días anteriores, y los 5 posteriores, sí se han dado tormentas en el 54 por ciento de los casos en más de cien años, según el Observatorio Central de Buenos Aires”. El mito no estaría entonces tan alejado de la realidad.

Al ser consultada por la UBA, la profesora Paola Salió –investigadora del CONICET y del Centro de Investigaciones del Mar y de la Atmósfera–, explicó: “Se asocia con la tormenta de Santa Rosa a la primera lluvia fuerte de fines del invierno, e inicios de la primavera”. Y agregó: “Es la época en que arranca el flujo de humedad que llega desde el norte”. Según la investigadora, “se trata de un fenómeno conocido como Corriente de Chorro en Capas Bajas de Sudamérica, y consiste en una corriente de vientos que transporta la humedad del Océano Atlántico hacia el Amazonas, y de allí hacia el sur, bordeando la cordillera de los Andes”.

La investigación concluye afirmando que la tormenta de Santa Rosa “coincide con la llegada a la región de los primeros aires húmedos de la temporada post invernal, y lo mismo habrá ocurrido en 1615, coincidiendo con los rezos de Rosa y las mujeres de Lima”.

Autor:
Ezequiel J. Falletti.



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